A quién no le gustaría saber el futuro, saber lo que va a pasar en las próximas horas, días, meses o años, pero no sólo con nosotros, sinó también con el vecino, el compañero de clase, de trabajo, la pareja... el ser humano es pesado por naturaleza. Y aún así, si lo conociésemos, ¿cambiaría algo? ¿cambiarían nuestras decisiones, nuestra forma de actuar? y si cambiasen, ¿seguiríamos '''viviendo'' sabiendo lo que nos va a pasar en cada momento? Todos los días nos planteamos nuevos retos, nuevas metas y nuevas inquietudes. Nos ofrecen nuevas oportunidades y está en nuestra mano tomarlas o dejarlas pasar, como diría Roucho... "parad el mundo, que me subo"....´
A veces nos gustaría tener esa bola de cristal, saber qué pasaría si decimos que sí, que tal vez, o que no, pero no nos olvidemos que hoy es aquel mañana que ayer nos daba tanto miedo que llegase. Y sin embargo, has vuelto a ir al trabajo, a la universidad, has vuelto a pensar en dejar de fumar, te fijarás por primera vez en la camarera que te sirve el café (para luego acordarte de la edad que tienes) y habrás visto al mismo policía en la esquina con la máquina recaudadora esperando a pillar al siguiente. Te plantearás si tal conocido se siente realizado con lo que hace, pero ¿Cómo tiene un coche mejor que el tuyo? sí, analizarás a los demás por miedo a analizarte a ti mismo. Sabemos que hoy la Tierra girará 360º, aunque no lo notemos, morirán más de 200.000 personas (8.000 por el SIDA, 4.000 por falta de agua potable, 3.000 niños por malaria, 10 en las reivindaciones de Afganistán y un fotógrafo español seguirá detenido en Libia) pero también nacerán más de 340.000 niños, aunque no lo veamos, pero saber eso sólo demostrará que existimos, y a quién le gusta existir cuando lo que queremos es vivir...
Es curioso pero podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, para que de pronto toda nuestra vida se concentre en un instante, y será ese mismo instante el que muchos analizarán, también por miedo a analizarse a ellos mismos.
La vida no sería nada (y la nada sería no existir) sin la efimeridad del tiempo que constantemente nos pide decisiones y, cuando las tomamos, nos plantea una pregunta más, y otra... y un día cualquiera será el devenir de esas inquietudes la señal que nos hará descubrir que hemos estado vivos mucho tiempo, para entonces volver a formularnos la última pregunta; ¿lo has aprovechado?. Quizás por eso ahí este la gracia de no saber qué nos deparará el futuro y, sólo entonces, entenderemos que las bolas de cristal sólo salen en las películas.
Me encanta esta fotografía...
ResponderEliminaradivinar el futuro? ¿para qué sirve saber el futuro si el presente es tan incierto?
hoy estamos pero mañana no...lo que tenemos que hacer es vivir el presente como si no hubiera un mañana. Disfrutar de cada segundo que respiramos, viviendo casi al límite sin perder nunca las maneras ni olvidar quienes somos.
yo no quiero saber el futuro, porque es mejor vivir con la intriga de qué pasará mañana...
un saludo